domingo, 21 de marzo de 2021

Al deseo

Enfrías la noche con tu soplo de vacío
y eres mi abrigo cuando me desvela
un placer perdido o una esperanza.
Me condenas a tu fiebre
y cuando más estoy ardiendo
siento tu mano en la espalda
como el peso imposible de unas alas.
A las alturas me arrojas aun sabiendo
que tú mismo has encadenado mi cuerpo
a otro cuerpo lejano o a la roca del ansia.
Por tu obra y gracia,
vivo entre la ilusión y el tormento,
confundiendo la dicha y el vértigo,
y la verdad con el dolor de haber caído
sin que nadie más me haya visto volar.
Solo en el reflejo de tus ojos invisibles
he sido un amante devuelto a la tierra. 

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