viernes, 24 de febrero de 2023

El Error

Cada una de tus equivocaciones, 
desde la más insignificante hasta la más dolorosa para ti y para los demás;
cada uno de tus tropiezos sin consecuencias y de tus caídas aparatosas;
cada uno de esos pecadillos que cometes sonriendo como los bebés cuando están aprendiendo a caminar y rompen una porcelana, 
y cada uno de los pecados a los que te arrojas de cabeza, empujado por la más bestial de las lujurias o por criminal codicia;
cada molestia evitable y cada omisión imperdonable;
toda tu ignorancia de ayer;
toda la malicia y la torpeza de hoy;
todo el remordimiento y la vergüenza de mañana, 
son obra, fruto, voluntad, capricho o sueño de El Error. 
 
Pierdes el tiempo hablando de tus errores y de los defectos de los otros. 
Pierdes el tiempo imaginando qué hubiera sido de tu vida si tus padres no fueran tan laxos o tan crueles, 
si no hubieses mordido aquellos labios para buscar en un sabor el olvido de ti mismo.
Pierdes el tiempo imaginando que regresas a un pasillo o a una fiesta de hace tantos años, 
devuelves con tus ojos el brillo de una mirada y te acercas a la fuente luminosa, en vez de huir de ella como un mapache o un zorrillo. 
Pierdes el tiempo lamentándote de las faltas de ayer y angustiándote por un olvido o una debilidad que puede costarte la vida, los ahorros o la honra. 

¡El Todopoderoso Error está en todas partes!
Está debajo de tu cama y afuera de tu puerta. 
Un día te hará zancadilla en cuanto te levantes o salgas de tu casa. 
Está en el baño y también en la cocina. 
Tal vez aparezca detrás de ti mientras te cepillas los dientes 
o su mano prenda la estufa en el momento en que te vas a dormir.
Su rata gigante puede salir de las alcantarillas a morderte los talones 
o quizá su perro infernal te espere a la vuelta de una esquina. 
Te acompaña dormido bajo tu escritorio en la oficina 
y se sienta a tu lado en el bus, después de la jornada.
 
El Error viste la bata del médico y la toga del juez, 
la camiseta sudorosa del plomero y el delantal impecable del mesero, 
el uniforme azul del chofer, el vestido púrpura de un castigo hecho novia,
y la falda de flores de quien ruega por la llegada de tu merecido ante los santos. 

Vive atento, pero tranquilo. 
Anda sin prisa y sin miedo. 
Llevas la niebla de El Error en los pulmones
y allá en el cielo las nubes de El Error preparan 
la llovizna, el aguacero, el granizo, la nevada 
de todos los errores, los tropiezos, los defectos 
propios y ajenos que componen tu persona y tu destino.
 


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