jueves, 28 de noviembre de 2024

Oda a la niebla

Bendita sea la mañana
si despierto arropado por tu sueño, 
oh abuela, madre, amiga y novia,
que me libras de la tristeza
y a ella también la liberas 
de nuestra jaula de ilusiones.
Cuando veo tu manto de agua y ceniza
sobre los árboles y los semáforos, 
vuelan hacia ti mis pesares
y borran con sus alas todos los límites,
toda lejanía. No queda, entonces, 
más futuro que tu presencia, 
más tiempo que tu lentitud, 
más esperanza que tu frío amoroso.
Eres la mejor consejera y confidente,
pues al mundo tornas en mi espejo
y al cielo, en el cofre insondable 
donde guardas el secreto de mi dolor.

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