martes, 1 de agosto de 2023

Oda al amanecer

Aunque a veces te maldiga mi cansancio, 
nunca me niegas el prodigio 
de verte rehacer el mundo 
con tus manos luminosas. 
¿Qué importan el insomnio 
y su legión de pesadillas y temores?
¿Qué importan el soñado triunfo 
y el despertar sin gloria?
Para seguir viviendo hasta la muerte 
debería bastarme la fortuna 
de sentir en los párpados 
el roce de tu esplendor, 
la alegría de entreverte 
rebosar las persianas, 
incendiar las cortinas
y derramarte bajo la puerta, 
el júbilo de oír apenas 
tu oboe naranja, tu flauta dorada
conversar con los pájaros. 
A tu rocío entrego 
este insaciable corazón
y asumo por completo mi destino 
de ser ascua de tu fuego, 
polvo de tu astro 
dulcemente volcado sobre la tierra. 

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