jueves, 11 de mayo de 2023

Miseria y majestad del ser

Escúchate a ti mismo
y oirás a un extraño;
ni amigo, ni enemigo,
ni amante, ni hermano,

ante el espejo enamorado
del rostro que se admira
en el espejo de tus ojos,
y al mismo tiempo, deseando

haber nacido nunca o ser
otro, el prójimo, el ángel
que sobre el mundo se eleva
ebrio de la dicha que te falta.

Obsérvate a ti mismo
y seguirás a la bestia,
simio y reptil, insecto
y pájaro, dios diminuto

y cerdo endemoniado,
hastiado de las nubes,
nostálgico del fango,
gusano que quisiera

volar entre los astros
como dragón milenario,
arcángel que reniega
de su cruz emplumada.

Resígnate a ti mismo
y vivirás conversando
en tu interior vecindario
con la puta de la esquina

y la devota de enseguida,
con el doctor de la cuadra
y el vicioso del barrio,
en paz con todos, menos

con el loco que te mira
desde el fondo del cristal,
tal vez encantado, o quizás
tramando tu final sangriento.

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