No los esperes arrodillado
ni te burles de su existencia.
Viven ocultos entre la luz de los días
en los que nada ocurre, salvo tu vida misma.
Cuando todo es penumbra en tu casa,
su mirada te busca desde un armario
cuyo desorden o aroma penosamente humano te avergüenza.
Tampoco pueden verte. Solo saben de tu dolor o tu sueño
por tus sollozos o ronquidos.
No vienen a interrumpir tu soledad con un placer
ni a devolverte alguna fe inútil en las palabras o los números.
También se acercan a tu lecho o se sientan a tu mesa
porque tú puedes ser la orilla donde se colme o se apague su deseo.
Si los encuentras y te encuentran al mismo tiempo
en una calle, un puerto o el fondo de una taberna,
será como si tu propia imagen surgiera del cristal
para otorgarte una fugaz ventura o la total destrucción.
En cuanto abran sus alas y te abracen
hallarás bajo sus plumas el amor y la espada
que siempre has llevado en las manos.
miércoles, 21 de julio de 2021
Aparición de los ángeles
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