viernes, 30 de julio de 2021

Cumbre

Tu voz lejana
en la tierra y el tiempo
me sigue hablando
de tus horas felices
bajo aquella cascada
que había muerto ya
cuando me llevaste
a su roca desangrada.
Ahora todo se confunde:
tu dolor de entonces
y mi recuerdo del instante,
el olvido y las piedras
borradas por la espuma,
tu nombre y la risa del agua
que sigue cayendo, cayendo
de tu memoria a mi pasado.

jueves, 22 de julio de 2021

¿Nada?

De tanto amor a los vivos ya muertos,
de tanto abrazarlos como si fuera posible
esconderlos de la muerte por horas o días o años,
de tanta fe sin premio y de la esperanza amargada,
de tan constante desgracia cuando se espera el consuelo,
no puede quedar solo un sabor en la garganta,
ni el cansancio empozado en los ojos,
ni el ínfimo peso de la urna.

No es cierto
que por cada milagro implorado
recibiremos apenas un grano de polvo.
Quedan también imágenes, voces, risas:
mi padre bajando sonriente unas escaleras
cuando lo llamo en el sueño o el recuerdo;
el viento remedando el andar de mi abuela
en un patio donde ella nunca arrastró sus pantuflas;
las nubes aún saliendo del eterno cigarrillo
que mi primo fumó en ese último día de campo.

De la materia y de la dicha solo queda la memoria,
el pasado presente, la futura nostalgia,
el deseo jamás concedido y, sin embargo,
consumado una y otra vez por la imaginación todopoderosa.  
Después de la muerte que tú y yo somos el uno para el otro
quedó también un mundo habitado y desolado al mismo tiempo
por tus bosques ardiendo y tus criaturas en llamas.
Tampoco es cierto que nada haya quedado entre los dos.
Para probarlo tengo los violines de una canción olvidada,
la cuerda de mi sangre enredada en mi garganta y atada a tus pasos,
la mirada a veces fija en esa puerta insoportablemente blanca
tras la cual me esperaste un mediodía de marzo,
aunque ni mis ojos ni nadie la abrirán,
porque ya no vives en el mismo lugar
y mientras yo esté vivo no te visitaré en otra casa distinta a esa.

De los muertos y de los ausentes,
de mi nada en la tuya y de tu vacío en el mío,
queda la belleza de la vida,
su hermosura ayer fugaz y hoy perpetua.

miércoles, 21 de julio de 2021

Aparición de los ángeles


No los esperes arrodillado
ni te burles de su existencia.
Viven ocultos entre la luz de los días
en los que nada ocurre, salvo tu vida misma.
Cuando todo es penumbra en tu casa,
su mirada te busca desde un armario
cuyo desorden o aroma penosamente humano te avergüenza.
Tampoco pueden verte. Solo saben de tu dolor o tu sueño
por tus sollozos o ronquidos.
No vienen a interrumpir tu soledad con un placer
ni a devolverte alguna fe inútil en las palabras o los números.
También se acercan a tu lecho o se sientan a tu mesa
porque tú puedes ser la orilla donde se colme o se apague su deseo.
Si los encuentras y te encuentran al mismo tiempo
en una calle, un puerto o el fondo de una taberna,
será como si tu propia imagen surgiera del cristal
para otorgarte una fugaz ventura o la total destrucción.
En cuanto abran sus alas y te abracen
hallarás bajo sus plumas el amor y la espada
que siempre has llevado en las manos. 

domingo, 4 de julio de 2021

El mar

Una ola te sumerge en la muerte
y otra te devuelve a la infancia; 

una ola te pierde como grano de arena
y otra revienta contra la piedra de tu carne;

una ola te llena la boca de salado terror
y otra te mece entre el vacío y el cielo;

una ola te ciega, te aturde, te sofoca,
y otra resume tu vida en un instante de dicha; 

el mundo acabará cuando todo sea mar,
y otro empezará cuando solo queden las olas.