1
South Bay
Tantas luces, tanto brillo:
las líneas azules y aguamarina del letrero fluorescente a la entrada del Bluewater Grill;
el círculo azul y las letras blancas que resplandecen con cierta languidez desde la fachada del Bay Club;
los rectángulos de un azul más oscuro y un blanco menos rutilante que indican nombres de calles en clave marítima: Harbor drive, Portofino, King Harbor Way;
el amarillo cansado de los tableros donde los buses anuncian sus paradas y de una lámpara todavía prendida en el tercer piso de una mansión,
el amarillo blanquecino de las bombillas de los postes y de los faroles de los carros,
el amarillo casi sombra tras una persiana medio cerrada y más allá de una puerta entreabierta,
el verde de las señales en otra ciudad atravesada hace poco, ese verde ya tan sombrío en la memoria como las palmeras y la hierba de las esquinas, los antejardines y los callejones menos iluminados.
Tantas luces, tanto brillo, pero yo veo poco o nada.
Solo escucho a la tiniebla que me habla con mis pensamientos.
2
Downtown
Al caer la noche, allá en el horizonte
se levanta un mar de bombillas y ventanas,
distante como firmamento, y al mismo tiempo
cercano como el reflejo de otra ciudad
asomada a las aguas de su muelle en penumbra.
Miras la ola de cuadros y colores
allá donde la noche lo resume todo,
y oyes en el rumor de las luces
un secreto que te devuelve la esperanza:
este lugar también estuvo lejos de ti,
y aún más lejos estuvieron la luminaria
de Los Ángeles, y su oscura alegría.
martes, 31 de mayo de 2022
Las luces de Los Ángeles
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