martes, 31 de mayo de 2022

X

A veces,
cuando me faltan unos pasos para volver a mi cuarto al final de la jornada,
me asalta la fe en la aparición
de un cuerpo desnudo o su silueta
al otro lado de las ventanas que apenas ojeo tímidamente.
Imagino el rostro y la pieza iluminadas
por la cascada nocturna o la llama ensortijada de una cabellera,
el perfil, los hombros y los senos imponiendo su contorno de montañas
sobre las otras cosas apenas visibles en la penumbra a medias,
el atardecer vivo aún en una mirada que me saluda sin preguntarme quién soy,
y la sonrisa al principio menguante, pero llena de repente ante mis ojos encantados.
Cuando más creo que ese destello de piel salvará el día de la amargura y el olvido,
veo apagarse una luz, caer una cortina, bajar una persiana,
y sigo caminando entre puertas cerradas.

Las luces de Los Ángeles

1

South Bay

Tantas luces, tanto brillo:
las líneas azules y aguamarina del letrero fluorescente a la entrada del Bluewater Grill;
el círculo azul y las letras blancas que resplandecen con cierta languidez desde la fachada del Bay Club;
los rectángulos de un azul más oscuro y un blanco menos rutilante que indican nombres de calles en clave marítima: Harbor drive, Portofino, King Harbor Way;
el amarillo cansado de los tableros donde los buses anuncian sus paradas y de una lámpara todavía prendida en el tercer piso de una mansión,
el amarillo blanquecino de las bombillas de los postes y de los faroles de los carros,
el amarillo casi sombra tras una persiana medio cerrada y más allá de una puerta entreabierta,
el verde de las señales en otra ciudad atravesada hace poco, ese verde ya tan sombrío en la memoria como las palmeras y la hierba de las esquinas, los antejardines y los callejones menos iluminados.
Tantas luces, tanto brillo, pero yo veo poco o nada.
Solo escucho a la tiniebla que me habla con mis pensamientos.

2

Downtown

Al caer la noche, allá en el horizonte
se levanta un mar de bombillas y ventanas,
distante como firmamento, y al mismo tiempo
cercano como el reflejo de otra ciudad
asomada a las aguas de su muelle en penumbra.
Miras la ola de cuadros y colores
allá donde la noche lo resume todo,
y oyes en el rumor de las luces
un secreto que te devuelve la esperanza:
este lugar también estuvo lejos de ti,
y aún más lejos estuvieron la luminaria
de Los Ángeles, y su oscura alegría.

domingo, 29 de mayo de 2022

Voracidad del cuerpo

Cuerpo voraz que siempre buscas
el placer en otro cuerpo soñado
o añorado, que vives hambriento
y tiritando entre la gran muralla
del pasado y la puerta del mañana,
que vuelves y vuelves y vuelves
a mendigar perdón, pasión y ternura
en esos mismos lugares del tiempo
de los cuales huiste desencantado,
hastiado, desesperado por aquello
que tanto rogaste y al fin recibiste.
Solo hallas la dicha en la ilusión y el recuerdo, 
solo te abrigan ese calor aún no sentido
y una lumbre apagada por tus alas de ángel
rabiosamente enfrentado a su propia ventura.
Tal parece que está en tu naturaleza
vengarte de quienes te concedieron lo anhelado
y revolcarte como gusano de tu futuro cadáver
ante los pies que nunca ofrecerán su desnudez
a tus labios de esclavo, amante y traidor.
Morirás tratando de alcanzar un fruto
que solo tú puedes ver en las alturas,
o escarbando la tierra donde lo echaste
después de haber escupido su dulce carne.
Eres la gloria y el infierno de ser humano.