domingo, 29 de octubre de 2023

Desencuentro

Por el otro lado de la calle
iba caminando alguien 
extrañamente idéntico
al tío recién fallecido
(la misma palidez del último año, 
el mismo desaliño dominguero, 
la misma barba blanca).
Quedé mirándolo tambalear
entre los vivos, salir a luz 
cada vez que atravesaba la sombra
bajo los parasoles y las sombrillas.
Cuando cruzó la avenida, 
el pito de un carro ladró 
una advertencia, no sé
si para él, prófugo de la orilla
de la que nadie debería volver, 
o para mí, que fijaba los ojos
en una visión a los mortales prohibida.
La aparición llegó a la acera
desde la cual yo esperaba su abrazo, 
pero entró a un restaurante
y seguí mi camino, pensando
que los muertos también siguen
adelante con sus vidas de muertos, 
y que los vivos, si en verdad lo estamos, 
somos invisibles para los fantasmas.