Una luz flota entre las olas.
Dos sombras hablan, sentadas
en un balcón frente al mar.
La ciudad y su multitud de bombillas
llaman como agua sin sueño y sin ondas.
¿Qué puedo decir de todo lo que veo?
Existen el mundo y la noche,
y yo también existo de la misma manera
que una voz enfrentada a la marea.
Tú existes, por supuesto:
el fuego o la tiniebla
contra tus límites se rompen.
Tu lejano pensamiento arriba en otra orilla
enumerando con su estruendo
todas las cosas que ignoro
de ti y de la vida.